"Sentí que era una especie de versión deformada entre Roger Moore y Sean Connery", explica Pierce Brosnan. "Y para mí fue muy difícil encontrarle sentido al asunto. La violencia nunca fue real; la violencia bruta [del agente 007] nunca fue palpable. Era bastante aburrido y la caracterización no se correspondía a la realidad; era pura fachada... Pero quizá también tenía bastante que ver con mis propias inseguridades a la hora de interpreter a James Bond. No he vuelto a verme en esas películas. Siempre he pensado que no era lo bastante bueno. Y es una sensación horrible".

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